Noche oscura de cruel invierno,

confieso que las farolas de este pueblo

me hacen sentir menos temoroso.

Deberia apenarme ya que el dia de hoy

paso de ser un infante para convertirme

en adulto, sí, es mi cumpleaños numero

diesciceis.

Caminando sobre la orilla del mar,

apresurando el paso cuando

dos farolas seguidas no funcionan

aunque esté en transcicion de ser

un hombre, aun siento temor por

la oscuridad.

Sí, quince años ojala hubiera

tenido la experiencia de mi querido padre

para saber que habia maldad en el mundo,

una maldad que era tan real como lo escribía

mi fallecido padre en los titulares del viejo diario,

publicado cada dos semanas en este pequeño pueblo.

¿Pero que es lo que no me hace daño?

soy un feto en el vientre de este maldito pueblo

¿Qué es lo que no me hace daño? Deseo saber,

quiero saber que es lo que no me hace daño,

lo necesito, lo añoro, lo quiero,lo deseo

Es así como me dirigí a la tienda de el

viejo decrépito de la calle stockholme,

un maldito viejo tuerto, con llagas en la piel,

a traves de su ojo tuerto se podian observar los nervios

ya que no tenía algo que cubriera su hueco,

era la reencarnacion de lucifer en persona

me dediqué a comprar lo que mi querido abuelo

me habia encomendado comprar,

mientras el viejo observaba,

con su único ojo gris,

a causa de la ceguera que

se apoderaba de el.

De aspecto horroroso

que asustaría a cualquier

persona que contara con quince años.

Me acerco con la mercancía al mostrador,

cuando, impredesciblemente

el viejo me toma por el brazo

haciendo que mi piel se queme

y dejando las huellas de sus asquerosas manos

como ampollas en mis brazos,

puros e inocentes.

En ese momento desperté en mi cama

gritando horrorizado,

como siempre, fugazmente mi abuelo

entra a la habitacion,

mi abuelo, ese ancianito dulce,

que por cuestiones de la vida carecía de un ojo

no tenia el aspecto mas agradable,

tenía llagas en su piel, por una enfermedad desconocida.

Y aunque sus nervios se asomaran de su carente ojo,

era mi abuelo, mi dueño.

erre dos